Trigonometría esférica.
Suponiendo que la Tierra es una esfera perfecta de 40.000 kilómetros de meridiano y Ecuador, la hipotenusa de estos triángulos curvos M. R. mide 4.153.041 metros, y los catetos 3.524.164 y 2.322.795 metros, lo que suma exactamente 10.000 kilómetros, un cuarto de meridiano, con ángulos de 36, 60 y 90 grados (en los triángulos esféricos suman más de 180 grados y no se cumple el teorema de Pitágoras).
La relación de 1,5172 entre sus catetos curvos, no es significativa. Pero si los proyectamos desde el centro de la Tierra sobre un plano tangente al vértice de su ángulo recto, se forma otro triángulo plano, que nos da exactamente la relación 1,618034... el número áureo Fi, que la pirámide de Cheops contiene entre su Apotéma (la perpendicular entre el lado de la base y el vértice), y la mitad del lado de la base. Es el número del equilibrio y la belleza, el límite de la serie de Fibonacci, y la razón entre dos partes de un segmento y su suma con la mayor.
Un guarismo que tanto los Griegos, como los constructores de las catedrales Góticas, utilizaron secretamente en sus proporciones arquitectónicas hasta que Leonardo da Vinci lo divulgó. Ello no sólo demuestra que los antiguos conocían exactamente la trigonometría esférica y sus relaciones con la plana, sino que la red energética del planeta, con el número PHI, es una estructura equilibrada y armonizada con el Cosmos.
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