
La civilización no existe para facilitar el desarrollo de la cultura, de la tecnología o del lujo, sino para favorecer el desarrollo del ser humano mismo: la evolución del código genético, ya que la civilización depende de los genes, no viceversa. La cultura, la ciencia y la tecnología no pueden mantenerse indefinidamente, porque dependen de la capacidad genética limitada de una minoría de la humanidad, que ha venido históricamente degenerando y derrochándose sin parar y sin ser revisada o renovada. La tecnología debe estar al servicio del avance del hombre, no el hombre al servicio del avance de la tecnología.
El trabajo de mejorar y elevar el código genético es EL TRABAJO de cada uno y colectivo.
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